Cuentos - Concurso literario 2015
En el marco de la "Semana de las Artes", cuya temática fue "Identidades identificadas", se realizó en el colegio un nuevo concurso literario. Del mismo participaron los alumnos de 2° a 6° de Primaria. Compartimos con ustedes los cuentos escritos por los ganadores.
Felicitamos a todos por su participación.
¡Que los disfruten!
Autora: Bianca Tradito
Año: 2° B
Seudónimo: Rocky
Categoría: 2°
Puesto: 1°
Había una vez una chica que se llamaba Catalina. Le
encantaba que llueva porque tenía un paraguas hermoso. Una vez, fue su amiga
Julieta a su casa. Después de jugar a muchas cosas, fueron a jugar afuera.
Estaban jugando cuando vieron entre las plantas una puerta secreta. Las dos
amigas entraron. Llevaba a un mundo hermoso y cuando movieron las manos, se
dieron cuenta de que tenían magia. Entonces, tuvieron una idea, hicieron que caigan
flores y jugaron con sus paraguas, y en ese mundo, se hicieron una amiga.
Autor:
Nicolás Pereyra Borrelli
Año:
2° B
Seudónimo:
ROCK
Categoría:
2°
Puesto:
2°
Había
una vez un japonés que era un buen compañero, de corazón, y nunca se rendía.
Era muy valiente, jamás se rendía. Luchaba con tigres, osos y tiburones, y
tenía una gran labor: era militar. Volaba aviones de los barcos militares. Los
aviones eran jets.
Hasta
que un día, le falló el motor y cayó en el medio del mar. Era uno de los
mejores, y decían que era el hombre que vivió en el fondo del mar. Nunca se
volvió a saber de él, hasta que lo trajo la marea. Hicieron todo lo posible,
pero no se pudo salvar.
Autora: Catalina Kligman
Año: 3° B
Seudónimo: La lechuza cósmica
Categoría: 3° y 4°
Puesto: 1°
“La faraona egipcia”
Una vez, estaba en mis vacaciones pero un volcán explotó y nos tuvimos que ir. Nos fuimos a Hawaii
pero nos atacó un tiburón. Después a Nueva York y nos mordieron unos perros
rabiosos. Luego fuimos a Roma, París y Brasil, pero ninguno resultó. Hasta que
fuimos a Egipto.
En Egipto, mi hermana estaba muy enojada y no paraba de decir:
“¡Ay! Aquí no hay internet, ¿cómo me sacaré una selfie todos los días? Y
mírame, hace mucho calor y estoy sucia. Y, ¡ay! No sé cómo pueden estar así,
sin maquillaje”. Yo les dije a mis padres: “¿Podemos ir de paseo por la
pirámide, por favor?”. “Está bien”, dijo mi padre, y nos fuimos con mi hermana
protestando.
En la pirámide, encontré una caja que decía “La faraona
Egipcia”, y al costado había un talismán de diamantes. De pronto se me vino la sangre
a la cabeza de nervios y lo agarré. En la carpa, mi mamá me asustó y por
accidente solté el talismán y se rompió. De pronto, mis padres se volvieron
momias.
Al día siguiente, regresamos a la pirámide y ¿qué creen que
pasó?, La faraona Egipcia se había escapado, pero en pocos momentos apareció
detrás de nosotros y yo me puse a gritar mientras nos escapábamos. Escuchamos
que la faraona estaba llorando y fuimos a ver qué le pasaba.
Después de muchos llantos, gritos y patadas la faraona nos contó
que ella sólo quería tener amigos y una pareja con quien compartir. Papá, mamá
y yo la ayudaríamos, a cambio de que mis padres volvieran a ser humanos, y ella
aceptó. Nosotros le conseguimos amigos faraones de todos los lugares, y también
nosotros fuimos sus amigos y le conseguimos un novio. A su tiempo, se hicieron
esposos y tuvieron momias para cuidar (lo que resultó mal, ya que el padre no
durmió los primeros meses), pero lo importante es que vivieron felices y
comieron perdices.
Autor: Mateo Jarque
Año: 4° A
Seudónimo: El mejor de todos
Categoría: 3° y 4°
Puesto: 2°
“Máximo, el perro que habla”
Había una vez dos amigos que tenía un perro. Pero… no cualquier
tipo de perro, sino que tenían un perro que habla, cuyo nombre era Máximo.
Esos dos amigos se llamaban Mateo y Felipe. Felipe tenía poco
pelo, de color naranja, y una barba, también naranja. Mateo, en cambio, tenía
el pelo largo y negro.
Un día, esos dos amigos se enteraron de que les habían robado a
su perro Máximo. Entonces, ellos llamaron a la policía y le contaron del robo
de su perro Máximo. Cuando terminaron de contarle a la policía lo que pasó, la
policía inmediatamente salió a buscar al ladrón de perros. Pocos días después,
se enteraron de que los policías habían desaparecido, así que emprendieron un
viaje para rescatar a su perro.
Un ratito después, escucharon a su perro pidiendo ayuda, así que
lo buscaron por sus alrededores y no lo encontraron. Al día siguiente se dieron
cuenta de que a Máximo lo habían secuestrado y llevado a Chile para hacerlo
encontrar minerales en una mina como si fuera un esclavo. Al rato se fueron en
avión hacia Chile. Preguntaron por su perro, hasta que un hombre les dijo que
estaba en una mina en Santiago, le agradecieron e inmediatamente fueron a
Santiago. Pero no sabían cuál de todas las millones de minas era en la que
habían obligado a Máximo a encontrar minerales.
Al día siguiente, escucharon a Máximo decir “¡Ayuda!”, y
encontraron la mina donde Máximo estaba, pero el ladrón también había secuestrado
a los policías que habían ido a buscar a Máximo. Mateo y Felipe se enojaron
mucho y le preguntaron al ladrón para qué quería todos esos minerales, y él
respondió: “Quiero todos esos minerales para ser el hombre más rico de todo el
mundo”. Mateo y Felipe se enojaron y le dieron un golpe furioso al corazón. Los
dos amigos rescataron a su perro Máximo y a los policías. Los policías
inmediatamente arrestaron al ladrón, y además les agradecieron a Mateo y
Felipe. Le dijeron al ladrón que tenía que estar tres años en la cárcel de
Chile.
Finalmente, los policías, Máximo, Mateo y Felipe volvieron a su
casa en Argentina. Así fue como vivieron la aventura más larga de su vida.
Aunque ninguna persona a la que Máximo, el perro que habla, tenía una
conversación con un perro porque… ¡no es normal que un perro hable!
Autora:
María del Pilar Garófalo
Año: 6° A
Seudónimo:
Tonio
Categoría:
5° y 6°
Puesto:
1°
Nos
hallábamos perdidos hace casi dos meses, mi esposa y yo. Estábamos en el medio
del océano, en un pequeño bote. Sobreviviendo con algas que veíamos flotando, y
cada tanto, comíamos un pez que encontrábamos. No recordamos cómo habíamos
llegado allí, y creo que nunca lo sabremos.
Una noche
fría, mientras mi esposa Sofía dormía, vi algo que no había visto en estos tres
meses. Una isla enorme, con árboles altos y montañas. Empecé a remar más rápido
que nunca. Cuando estábamos cerca de la isla, desperté a Sofi. No lo podía
creer, se puso a remar conmigo y a contarme ideas de cómo sobrevivir.
Después
de unos minutos, llegamos. Dejamos el bote en la arena y nos fuimos a dormir. A
la mañana siguiente, no vi a mi esposa a mi lado, y me metí en la selva para
buscarla. Después de un rato empecé a encontrar papeles naranjas en la tierra,
los seguí hasta que encontré una cueva. Al principio tenía miedo, pero no podía
dejar a mi esposa sola.
Cuando
entré, empecé a escuchar gruñidos y patadas que hacían retumbar toda la cueva.
Luego se prendió una antorcha, y apareció la sombra de aquella criatura. Era enorme
y peluda. Hizo una pisotada que hizo retumbar la cueva más que nunca. Se apagó
la antorcha y aparecieron sus ojos amarillos. De repente, una mano peluda me
rodeó y me apretó. El dolor me recorrió todo el cuerpo. Pero tenía que resistir
para poder salvar a Sofi. Aquel monstruo me llevó a la cima de la montaña donde
supuestamente vería al jefe de la criatura.
El jefe
era un mono marrón, bajito y gordo. Me dijo que para salvar a Sofi, debía hacer
una búsqueda del tesoro. Acepté. El mono me dio la primera pista y comencé. Las
pistas 1, 2, 3, 4 y 5 fueron fáciles. Hasta que llegué a la pista 6, que decía
que debía ir al laberinto de Kiara. Estuve casi diez horas allí, hasta que salí
y recibí la pista 7. Esa fue muy fácil, pero en la 8 debía atravesar el campo
de fuego. Era un campo en el que había agujeros en el piso, de los que salía
fuego. Me quemé varias veces, pero logré salir.
La novena
era la que me llevaba a Sofi. Era un acertijo. Por suerte yo era muy buena para
ellos y lo adiviné. ¡Había ganado! Pero de repente vi negro, abrí los ojos y
estaba en el cielo junto a mi esposa. No recordábamos cómo habíamos llegado
allí. Y creo que nunca lo sabremos…
Autora:
Clara Guerrero
Año:
6° B
Seudónimo:
Roca
Categoría:
5° y 6°
Puesto:
2°
“Soy Julián”
Soy
Julián. No tengo idea de dónde ni cuándo nací, no sé quién soy ni porqué vine
al mundo. Me abandonaron apenas nací. Desde ese entonces, sólo caminé buscando
comida, techo y agua.
Un
día me levanté, abrí los ojos y lo primero que vi fue a un señor muy bien
vestido. Parecía que se había arreglado para algún asunto especial. Al parecer,
este hombre también me notó. Se acercó a mí y me dijo:
-
“Sígueme.”
-
“¿Por qué? ¿Qué
quieres de mí?”
Se
calló y no respondió mis dudas. Agarró mi mano y me llevó a su auto. Era una
nave, nunca había visto algo así.
-
“Niño, te estuve
observando los últimos días. Si vienes conmigo, estarás a salvo de todo
problema. Sino, seguirás viviendo de esta manera. Tú eliges.”, me dijo.
Ni
siquiera lo pensé y acepté. Después de unas largas horas de viaje, al fin
llegamos al hogar. ¡Tenía hasta un cuarto propio! No entendía por qué alguien
haría eso por mí, pero en ese momento, no era lo que más me importaba.
Este
señor, Carlos, era muy bueno. Me ayudó a encontrar mi razón de vivir. Flauta,
yo nací para eso. Tengo un don, me hace feliz. Al fin servía para algo.
Martes
13 de octubre de 1968, los policías llegan a casa y se llevan a Carlos. No sé
por qué. Ahora estaba solo. Otra vez. Llorando y llorando. Fui arriba a buscar
mi flauta cuando encontré una carta de Carlos.
Querido Julián:
Yo no te merezco,
no soy quien crees que soy.
Vive tu vida, sin
preocupaciones ni dolores.
Aunque no quieras
creerme, soy tu padre. Yo también tuve una vida difícil. Sé que eso no
justifica el abandono. No te pido que me perdones, sólo que me entiendas.
|
Me quedé pensando un rato largo. En fin… me di cuenta de que es
lo que siempre quise, tener un padre. En ese momento, no podía hacer nada
porque él estaba preso, pero lo buscaré, lo perdonaré y viviré con él.
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